Supuestos e ideas centrales en que se sustenta la pedagogía crítica
Los autores, incluyendo a Michael Apple, Paulo Freire, Peter McLaren y Henry Giroux, se han preocupado por analizar críticamente los contenidos e ideologías enseñadas en las escuelas, y desarrollar una pedagogía crítica capaz de desarticular la lógica de dominación existente tanto dentro como fuera de las escuelas. Esta pedagogía surgió en los años sesenta-setenta como una reacción a la tendencia tecnológica dominante, y aglutina a autores críticos frente a esta tendencia y a la escuela tradicional
Los supuestos e ideas centrales que sustentan la pedagogía crítica se basan en la premisa inicial de que vivimos en un mundo marcado por contradicciones y desigualdades sociales, donde los problemas sociales no son hechos aislados sino que son consecuencias de los intentos de unos grupos de dominar a otros. En este marco, las escuelas son vistas como instrumentos al servicio de los intereses de la riqueza y el poder, ya que descalifican los valores y habilidades de los estudiantes más desfavorecidos (minorías, pobres y mujeres), al tiempo que mantienen, transmiten y reproducen el status quo y la cultura de los grupos dominantes. Según la pedagogía crítica, las escuelas son decididamente instituciones políticas donde diferentes fuerzas sociales luchan por imponerse (McLaren, 2005).
Sin embargo, aunque los teóricos críticos describen las
escuelas como espacios de reproducción y dominación, también consideran que
pueden ser espacios de liberación y contextos donde la crítica puede florecer,
cuestionando modelos sociales hegemónicos y construyendo modelos alternativos y
emancipadores, y donde se pueden generar espacios de diversidad que permitan a
los estudiantes alejarse del individualismo y conectarse con la realidad
social. Según McLaren (2005: 204), "La naturaleza dialéctica de la
pedagogía crítica permite al investigador educativo ver la escuela no
simplemente como un lugar de adoctrinamiento o socialización o como un sitio de
instrucción, sino también como un terreno cultural que promueve la afirmación y
la autotransformación del estudiante". Para lograr esto, la pedagogía
crítica integra entre sus principios fundamentales la provisión de dirección
histórica, cultural, política y ética a aquellos involucrados en la educación
que aún se atreven a tener esperanza (McLaren, 2005).
Para cambiar las escuelas existentes y construir otras
verdaderamente democráticas donde todos tengan un lugar, las escuelas públicas,
de acuerdo con la pedagogía crítica, necesitan abrir espacios ideológicos para
el debate social que representen diversas expresiones culturales y diferentes
sensibilidades.
En el ámbito curricular, argumentan la inexistencia de objetivos y contenidos universales y proponen como criterios para su selección que sean reales, enseñen valores y sean seleccionados democráticamente. Entre las críticas que se hacen a los seguidores de esta pedagogía, las más destacadas son que son excesivamente teóricas y/o criticadas por no ofrecer respuestas o soluciones concretas a los problemas sociales; que utilicen un lenguaje demasiado complicado para los profesores; que argumentan que los pedagogos críticos solo permanecen en el nivel de la concienciación sin poner suficiente énfasis en la acción política y la organización, y que la pedagogía crítica enfatiza demasiado los aspectos políticos de la educación.
A estas críticas, los defensores de la pedagogía crítica
contraargumentan que la pedagogía que proponen es más una postura
problematizadora que un modelo a seguir; que su papel, como el de los
educadores, no es tanto ofrecer "respuestas dogmáticas o preestablecidas a
problemas sociales, económicos o políticos, sino alentar y estimular el
cuestionamiento y hacer problemáticas las injusticias sociales existentes"
(Farahmandpur, 2005: 17); y que utilizan un lenguaje aparentemente complicado
pero necesario para explicar una realidad compleja, ya que el objetivo central
de la pedagogía crítica es "equipar a los maestros con un lenguaje
vernáculo crítico para ayudarlos a reconocer las clases sociales como una
relación social objetiva" (2005: 16). Argumentan que la pedagogía crítica
es una invitación a desarrollar un lenguaje crítico, habilitador y
esperanzador, y que son los propios individuos (maestros, estudiantes, padres,
directores comprometidos, etc.) quienes deben tomar posiciones y emprender
acciones políticas concretas. Además, incluso aquellos que no suscriben este
enfoque, como McNeil (1990), reconocen que el lenguaje marcadamente
contestatario y crítico utilizado en los primeros escritos de los seguidores de
este enfoque pedagógico ha sido modificado para incluir el lenguaje de la
posibilidad.
Componentes que según Moore (1987) debe
contener una teoría para ser considerada una teoría general de la educación
En este apartado trata sobre los componentes que una teoría
general de la educación debe contener, según Moore (1987), y si la pedagogía
crítica cumple con estos requisitos, una teoría general debe tener suposiciones
generales, una finalidad valiosa, supuestos sobre el material con el que se
trabaja, la naturaleza de los alumnos, la naturaleza del hombre, la naturaleza
del conocimiento y las habilidades, y sobre la efectividad de diferentes
métodos pedagógicos. También debe contar con conceptos generados en las
ciencias de la educación, ordenados de manera útil desde un punto de vista
práctico y teórico, y pretender dar un programa comprehensivo para producir un
determinado tipo de persona, un hombre educado.
En cuanto a la pedagogía crítica, según Freire, su
finalidad es contribuir a la 'concientización' de los sujetos y a invitarlos a
ejercer su "derecho a participar conscientemente en la transformación
socio-histórica de su sociedad". Giroux propone que la educación sea
entendida como "una práctica moral y política cuyo propósito sea no
solamente introducir a los estudiantes al gran conjunto de ideas y tradiciones
intelectuales sino también enseñarles a involucrarse, a través del diálogo
crítico, en el análisis y la comprensión de esos corpus de conocimientos
heredados". Para la pedagogía crítica, el compromiso ineludible de los
participantes en el proceso educativo es el de analizar de manera crítica,
activa y reflexiva tanto sus prácticas educativas y sociales, como los valores
y estructuras sociales dominantes para tratar de transformarlos.
La pedagogía crítica plantea una finalidad valiosa para la
educación, tiene supuestos sobre el material con el que se trabaja, la
naturaleza de los alumnos, la naturaleza del hombre, la naturaleza del
conocimiento y las habilidades, y sobre la efectividad de diferentes métodos
pedagógicos. Además, cuenta con conceptos generados en las ciencias de la
educación y pretende dar un programa comprehensivo para producir un determinado
tipo de persona, un hombre educado. La pedagogía crítica cumple con estos
requisitos al centrarse en la concientización y la transformación social, y al
proponer una educación crítica, activa y reflexiva.
El segundo elemento de análisis: la naturaleza
del ser humano y de los alumnos
Se menciona la importancia de comprender la naturaleza del
ser humano y de los alumnos en la teoría de la educación, especialmente en la
pedagogía crítica, además de la necesidad de responder preguntas fundamentales
sobre la condición humana, como "¿Qué significa ser humano?" y
"¿Cómo podemos vivir humanamente?", para establecer supuestos claros
en los que se base la teoría educativa.
Para el autor Paulo Freire, los seres humanos son seres
históricos e inacabados, y la historia es tiempo de posibilidad y no de
determinismo. Según él, la educación no debe ser vista como una simple transferencia
de conocimientos, sino como una construcción conjunta de saber por parte del
educador y del educando. La pedagogía crítica también destaca que las personas
nacen en un mundo lleno de asimetrías de poder y que la educación puede ser
utilizada para transformar este mundo en uno más justo e igualitario. Además, señala
que tanto los maestros como los alumnos pueden ser intelectuales
transformadores y que la enseñanza y el aprendizaje pueden insertarse
directamente en la esfera política. Paulo destaca que los profesores deben ser
educados para pensar críticamente, ubicarse en sus propias historias y ejercer
una responsabilidad moral y pública en sus roles como intelectuales críticos y
transformativos. La educación debe ser vista como un proceso de construcción
conjunta de saber, donde tanto el educador como el educando tienen un papel
activo y transformador en la sociedad.
El tercer elemento: la naturaleza del
conocimiento
En la educación, el conocimiento es un elemento clave que está presente en el currículum escolar y es importante para la formación de los estudiantes. La pedagogía crítica sostiene que el conocimiento no es neutral, sino que está construcción social, cultural e históricamente. Por tanto, es necesario analizar quién determina y legitima qué conocimientos deben ser enseñados en las escuelas y con qué finalidades e intereses se hace. Los pedagogos críticos afirman que el proceso de selección y determinación de los contenidos escolares debe ser democrático y participativo, donde la comunidad educativa tenga un papel relevante.
En este sentido, los teóricos críticos se interesan en
develar los conocimientos, habilidades, competencias y valores que se incluyen
en el curriculum oficial, para analizar quién tiene el poder y cómo se
estructura el conocimiento en las instituciones educativas. Según Apple, la
selección y estructuración del conocimiento está íntimamente relacionada con
los principios de control social y cultural de una sociedad. Por tanto, los
educadores deberían abordar el análisis crítico de los contenidos escolares existentes
y trabajar para seleccionar contenidos amplios, liberadores e incluyentes que
permitan a los estudiantes una mejor comprensión y transformación de su
mundo-mundos y los ayuden a construir un mundo mejor.
La naturaleza del conocimiento en la educación es un tema
fundamental para los teóricos críticos y para la pedagogía crítica en general.
La selección y determinación de los contenidos escolares debe ser un proceso
democrático y participativo que permita a la comunidad educativa involucrarse
en la deliberación de lo que es importante y trabajar para seleccionar
contenidos significativos humana y socialmente hablando. En este sentido, la
educación puede ser una herramienta transformadora para construir una sociedad
más justa y solidaria.
El cuarto elemento: el método pedagógico
El método pedagógico es fundamental para cualquier proceso
educativo, y una teoría general de la educación debe plantear supuestos que
orienten su construcción o selección. Aunque los teóricos de la pedagogía
crítica iniciaron criticando la pedagogía tradicional, posteriormente
comenzaron a proponer planteamientos que posibilitaran construir o seleccionar
métodos pedagógicos acordes con los postulados de la teoría crítica y
estrategias concretas para el uso en el aula. El brasileño Paulo Freire es uno
de los más conocidos, quien propuso una pedagogía crítica, problematizadora,
dialógica, liberadora, de la esperanza, del oprimido, o de la posibilidad.
Freire sostiene la necesidad de romper la educación "bancaria" y
unidireccional que caracteriza a la mayoría de las escuelas y generar una nueva
educación donde educadores y educandos aprendan a expresarse, crear y recrear
conocimiento que les permita transformar la realidad. Para él, "el diálogo
es la relación que hace posible el acto cognoscente [...] nadie educa a nadie,
así como tampoco nadie se educa a sí mismo. Los hombres se educan entre sí,
mediatizados por el mundo". Giroux y McLaren buscan posteriormente
"construir un modelo pedagógico en el cual las nociones de lucha, voz
estudiantil y dialogo crítico sean centrales para el desarrollo de una
pedagogía emancipatoria". Para ello proponen utilizar en las clases lo que
ellos denominan análisis de discursos textuales, que consiste en analizar las
representaciones e intereses socialmente construidos que organizan y validan
lecturas particulares de los materiales curriculares. Los educadores
distanciados del texto pueden descubrir las capas de significados,
contradicciones y diferencias inscritas en la forma y el contenido de los
materiales de clase. Una pedagogía crítica enfatiza los procesos de
participación y colaboración para que los estudiantes aprendan a trabajar
juntos y desarrollen habilidades sociales y cognitivas necesarias para
transformar su realidad.
La pedagogía crítica es una teoría general de la educación
que se basa en posturas claramente definidas y propuestas relacionadas con las
finalidades de la educación, la naturaleza humana, los conocimientos a enseñar
y los métodos pedagógicos. Se caracteriza por su enfoque crítico y
transformador de los sistemas educativos dominantes, su énfasis en el
empoderamiento de los estudiantes y su compromiso ético y moral de formar
ciudadanos críticos y comprometidos con la transformación de la sociedad. La
pedagogía crítica no sólo analiza la escuela dentro de su contexto histórico,
sino que también propone prácticas educativas más democráticas y dialógicas que
posibiliten la construcción de sociedades más fraternas e inclusivas
BIBLIOGRAFIA:
- Ramírez-Romero, José-Luis, & Quintal-García, Nancy-Angelina. (2011). ¿Puede ser considerada la pedagogía crítica como una teoría general de la educación? Revista iberoamericana de educación superior, 2(5), 114-125. Recuperado en 05 de mayo de 2023, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-28722011000300006&lng=es&tlng=es.
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